EsCuDo De ArMaS!

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miércoles, 10 de enero de 2007

Algun dia...(Capitulo 7) por Paola Falleta (Parte 1)

Mariana espero que Gabriel pusiera las manos en el suelo de la cuadrilla blanca mas cerca de Leo para que en caso de que pasara algo esta vez el pudiera agarrar a Mariana lo que a el le preocupaba era que con el peso podían perder el equilibrio y pisar otro de los cuadros por equivocación, pero no tenia mas remedio ya que el pasillo no era exactamente un gran salón por donde ellos podían moverse libremente.
Gabriel sintió la misma sensación de desconcierto cuando puso su mano en el suelo ya que esperaba que alguna de las trampas se repitieran pero no era así, de hecho debajo del cuadro blanco había una trampa que usualmente se usaba para atrapar en los bosques cuando uno caza los animales que andaban a la deriva, era un trampa que al pisar te anclaba al suelo con unos filosos garfios que se clavarían en el talón atrapando a la presa sin dar tiempo para que si se equivocaban la persona se pudiera echar para atrás, Mariana quedaría atrapada.
Pero no tenia remedio debería de decirle a que se enfrentaba, el se aclaro el nudo que se le había hecho en la garganta diciendo, “Mariana, tienes que echarte rápido para atrás sino quieres quedar atrapada en la cuadrilla, hay una especie de trampa que usualmente se usa para atrapar a los osos, es posible que te pueda atrapar uno de los pies”.
Mariana apretó los puños de las manos, asintiendo, “Esta bien, pero yo confío en tu poder de razonamiento, estoy segura que ese color es el que me toca”.
“¡No puedes bajar la guardia!”, asesto Leo desde donde estaba escuchando todo lo que estaba sucediendo, se sentía completamente un fiasco ya que no podía ayudar en lo mas mínimo si algo llegara a suceder.
“Estas en lo cierto,” murmuró Mariana caminando hacia su cuadro, la respiración ahogándosele en la garganta, ella trató de no volverse y aferrarse a Gabriel pero la compulsión era casi inevitable, temblaba del terror, pero debía de superar esta prueba al igual que lo había hecho Leo.
Ella puso su pie derecho sobre el cuadro blanco esperando que la filosa trampa mortal que le esperaba se accionara, pero nada sucedió, ella se volvió hacia Gabriel quien le estaba haciendo señas para que pisara por completo el cuadro, haciéndose la dura Mariana puso los dos pies sobre el cuadro respirando aliviada de que nada sucedía.
“Eres pura, purita Mariana,” comento Leo riendo cuando no sucedió nada, “a mi me hubiera hecho añicos ese cuadrito por lo visto”.
Mariana le sonrió a Leo débilmente diciendo, “Si, tienes el espirito corroído”
“Solo faltamos nosotros dos,” Dijo Leo acercándose a Miranda, “Solo dos colores, el azul y el verde”.
“Creo que debes probar el azul,” ofreció Leo mirando los dos colores que quedaban, “Lo mas seguro ese es tu color Gabriel”.
Gabriel no quería que su color viniera primero que el de Miranda, pero si esa era la suerte que le tocaba solo tendría que divisar la otra cuadrilla antes de pisar el suyo en dado caso de que ese fuera el color que le tocaba para poder ver que le tocaba a Miranda, el escucho lo que había dicho Leo pero no dio comentario alguno, el se acerco al cuadro azul que estaba a la izquierda de Miranda, resignado a que tenia que sentir la sensación de horror que siempre lo embargaba cuando divisaba las trampas que le esperaban.
El respiro con alivio cuando pudo ver que debajo del cuadro azul lo que había era otra lanza que el podría esquivar fácilmente de nuevo si era necesario, llevado por la confianza y seguridad que eso le otorgaba Gabriel piso el cuadro echándose de nuevo hacia atrás al momento en que se acciono la trampa, la adrenalina subiéndosele a los sesos, como era de esperar el cayo en su trasero ya que había perdido el equilibrio al esquivar la trampa por la fuerza con la cual la lanza salio disparada.
Miranda se acerco a la cuadrilla rota, observando como brillaba la punta de la lanza, aterrorizada de que en la próxima cuadrilla azul si ese era su color hubiera una cuadrilla con péndulos circulantes, ella había escuchado el comentario de Leo la primera vez que había observado lo que se encontraba en cada cuadrilla, la sangre se le congeló, ella tomo el cuadro leyendo en voz alta, “Tempestad”.

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